Dejamos
a Nietzsche recién llegado a Roma desde Messina: El siroco lo ha expulsado y la rusa
lo ha atraído.
http://kinomoriarti.blogspot.com.es/2013/04/propuesta-para-hoy-dia-25-de-abril-2.html
El mismo 25 de abril, del año 1882, día en que se pronunció aquella cursilada: “de qué estrella hemos caído…etc..etc?”, en cuanto se enteró del proyecto de “Trinidad”, le recordó lo del matrimonio que, por medio de Rée, le había generosamente ofrecido. Toda la profundidad del filósofo se convertía en ingenuidad y embarazo cuando de mujeres se trataba… y no era la primera vez. Rée, él mismo enamorado de Lou, no era el mensajero ideal, a no ser que lo que se pretendiera fuera enturbiar un poco la cosa.
http://kinomoriarti.blogspot.com.es/2013/04/propuesta-para-hoy-dia-25-de-abril-2.html
El mismo 25 de abril, del año 1882, día en que se pronunció aquella cursilada: “de qué estrella hemos caído…etc..etc?”, en cuanto se enteró del proyecto de “Trinidad”, le recordó lo del matrimonio que, por medio de Rée, le había generosamente ofrecido. Toda la profundidad del filósofo se convertía en ingenuidad y embarazo cuando de mujeres se trataba… y no era la primera vez. Rée, él mismo enamorado de Lou, no era el mensajero ideal, a no ser que lo que se pretendiera fuera enturbiar un poco la cosa.
Y
ahora viene la escena por cuya rememoración “in situ” he tomado el avión de buena mañana y un taxi del
aeropuerto de Malpensa a Orta. Total 80 + 100 euros. Nada… una oferta especial
para jubilados, si cogías ida y vuelta para el mismo día. Orta está situado en
una península del lago homónimo. Una islita, con su capilla y todo, pone el
punto sobre la i. Ahora son las 10’45
pasadas, casi las 11 de la mañana. A espaldas del pueblo, un montículo “sacro” dedicado
a la vida y obras de san Francisco funciona como imán para devotos y
enamorados, aunque los enamorados acuden un poco más tarde. Los jubilados
acudimos cuando nos da la gana, siguiendo la lógica de nuestras manías y
degeneraciones. Sin ir más lejos, estoy tomando una cerveza en un bar-pizzería
(lo de pizzería es un complemento
para cualquier tipo de negocio: sastrería-pizzería; cafetería-pizzería;
gestoría-pizzería…) de la Vía Panorámica: Bar-pizzeria Mario (o Marco, no lo leo bien).
–¿Y esto del Sacro Monte…?
–Es un clúster de capillas que, en
espiral, reproducen la vida y milagros del santo y desembocan en la Iglesia
grande– responde el camarero mientras maneja la pala de
las pizzas
–Está bien esto. Está bien. Mucha
gente, ¿eh?
–Desde que la Unesco lo declaró
patrimonio de la Humanidad no damos abasto.
–Y digo yo… ¿me pierdo algo si no
subo?
–¡Nada, buen hombre! ¡Nada!
–Porque, claro, si fuera como en
Granada y tal, aún me atrevería a dar unos pataitas, pero si, tal como dice
usted, es un clúster de capillas que, en espiral…etc…etc… ¡no merece la pena!
Por
la Vía Panorámica baja una camada del Imserso
con los ojos en blanco de puro agotamiento. Sus caras inexpresivas revelan la
inanidad del asunto. Algunos, sin embargo, lucen escapularios en los que se
supone se dibuja la escena de las llagas.
Y, digo yo, que para llagas, las que se habrán producido estos incautos. Sólo
si levantas la vista y la lanzas hacia el lago encuentras un poco de consuelo.
Friedrich
y Lou ascendieron y desaparecieron entre las arcadas y florestas franciscanas.
En Orta esperaban Rée y la madre de Lou. Y mientras esperaban, su imaginación
se iba inflamando. Caía la tarde y la pareja que no volvía. Rée y la señora
madre echaron unas partidas a los chinos,
pero, o bien porque no sabían la mecánica del juego, o bien porque su atención
estaba en otro sitio, lo cierto es que no acertaron ni una. Cuando habían
recorrido toda la serie de los enteros sin que coincidiera ninguna vez con el
número de monedas encerradas en los puños violentamente cerrados, apareció la
pareja dando excusas que nadie les había pedido. Friedrich llevaba húmedo el
bigote y a Lou un rosetón le había nacido en la mejilla izquierda. Rée vio
entre los cabellos de la chica una brizna de hierba y también que una punta de
la camisa del siempre impoluto Nietzsche le salía por debajo de la chaqueta.
Nunca nadie sabrá qué pasó allá arriba. ¿Besó Friedrich a Lou? ¿Besó Lou a
Friedrich? Yo me inclino a pensar que
sí. Nietzsche le robó un beso a Lou, un
beso que quiso ser el primero de una serie, pero que fue obligado a contenerse
en sus estrictos límites. La brizna y la punta de la camisa fueron cosas del
filósofo para darle pathos al asunto.
(Tal día como hoy, que no se me olvide, del año 1944, nació Jean Pièrre Laud*,
el niño protagonista de “Besos robados”).
Este
fue el único beso, si dejamos a parte lo que se cuenta sobre una cierta visita
no programada, y los numerosos que recibiría de las múltiples mujeres de su
infancia. ¡El único! ¿Debería sonar la “Bien
pagá”?
Esta
escena, o lo que fuera, dio alas a Nietzsche, que días después volvió, en
persona, a proponerle matrimonio… y volvió a recibir una segunda negativa.
Al
día siguiente dejaron Italia y se dirigieron a Lucarno. Friedrich se desvió a
Basilea para visitar a Overbeck. El día 13 de mayo se volverían a encontrar en
Lucerna y asistirían atónitos a otra tontería nietzscheana. Ya les contaré.
Pido
otra cerveza y le lanzo a bocajarro la pregunta que estaba esperando y me
responde según lo estipulado.
–Y aquí para comer ¿qué? He leído
que la región tiene una gastronomía de primera calidad…
–Así es. Aquí, patrocinado por el
Consejo de gastronomía Local, ofrecemos especialidades del terruño: Tenemos la
famosa pizza ortense y la no menos conocida, pizza maggiore: Le ponemos: base de mozzarella, capa de tomate, trozos de prosciutto
y unas olivas negras. La maggiore,
además de ser XL, lleva alcaparras.
–Pues, nada… ¡póngame una maggiore! ¡con doble de alcaparras!
–¡Buena elección, caballero!
De
esta manera tan innoble me dan las cinco de la tarde, Las sombras se alargan y
me viene a las mientes que tal día como hoy, murió Alberto Savinio, escritor,
pintor y hermano de De Chirico. Su nombre original era Andreas de Chirico, pero, por motivos que desconozco suprimió el Andreas, justo al contrario que haría
Lou cuando en el 87 se case con Friedrich
Andreas. De nada sirvió que le explicara a Rée que su matrimonio sería blanco. Él tomó un verde de la paleta de Munch, se lo plantó en la cara y cuando pudo
desapareció de este mundo… ¡ya les contaré!
Y
a propósito de colores y de paleta…
¿saben Vds. de Eva González? (…Morisot, Mary Cassant, Laurencin, y tantas
otras) Fue la única alumna oficial y
modelo de Manet, cuya estela siguió hasta, precisamente 1882. Justo cuando
Friedrich robaba el beso a Lou, sus pinturas estaban siendo expuestas en “La Oficina del Arte” (París) y en el “Círculo de rue Volney”. Y justo ese
mismo día, 5 de mayo, un año después, moría, a consecuencia de una embolia
post-parto. Cinco días antes había muerto Manet, su amor y maestro. El niño
sobrevivió y un nieto, Eduardo Manet, cubano, se ha encargado de contarnos la
historia: “La amante del pintor”.
Una
verdadera fatalidad, pues hoy se celebra el día internacional de las parteras.
El
camarero llama un taxi y por otros 100 euros estoy, en una hora, en el
aeropuerto de Malpensa (y acertarás). ¿Ven Vds.? Una bonita excursión de un
día. Sólo hace falta tiempo… el dinero se les supone (¿o es al contrario?)…
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